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domingo, 15 de noviembre de 2009

1/2 Tierra y Olivo 2.009

MEDIA MARATON TIERRA Y OLIVO - DOS HERMANAS 2.009

Tras levantarme y desayunar a las 7 de la mañana voy a reunirme con los compañeros del club para la carrera, primero con Ale y luego con el resto en nuestro punto de encuentro.

Para esta carrera vamos 9 Fronters, que yo recuerde es la carrera a la que más miembros del club vamos a correr, ¡y con alguna baja por matrimonio!. Allí nos distribuimos en los coches y emprendemos la marcha hacia Dos Hermanas.

Por el camino vamos charlando y se hace corto, durante el trayecto tomo una nota mental: comprar estacas y una cuerda para parcelar mi terreno en casa de Ale. Una vez que llegamos aparcamos y volvemos a reunirnos todos en el estadio municipal, y de allí en autobús hasta la salida en una urbanización a las afueras de Dos Hermanas.

Ya en la salida recogemos los dorsales y guardamos nuestras pertenencias para que nos las lleven a meta, calentamos un poco y nos introducimos en medio del gentío... La señal de salida suena y empezamos a correr hacia la meta.

El primer kilómetro lo hago en compañía de Carlos, Pedro y Ale, van a un ritmo muy rápido, por lo que decido aflojar y controlar el ritmo a 4:30 el kilómetro. Durante los siguientes kilómetros voy corriendo con muy buenas sensaciones, además la carrera resulta divertida ya que con tantas cuestas parece una montaña rusa.

Tras varios kilómetros salimos de la urbanización Montequinto y nos dirigimos ya hacia Dos hermanas por la carretera. Como siempre, son muchos los corredores que me adelantan y alguno a los que yo adelanto, pero no me importan los demás, porque voy a mi ritmo, encontrándome cómodo y disfrutando de la carrera.

El kilómetro 11 lo hago a un ritmo sorprendente 4:00 el kilómetro aproximadamente, me encuentro mejor que nunca y afronto una subida a un buen ritmo y recuperando posiciones. Todo lo que sube baja y toca soltar un poco los músculos para afrontar el último tramo. Pero a mitad de la bajada, en el kilómetro 13,5, me da un dolor en el lado derecho, justo debajo de las costillas, ya están aquí los gases. Este dolor se hace cada vez más insoportable, hasta que dejo de correr y empiezo a andar para no enfriarme. Intento reemprender el ritmo, aunque más suave, varias veces, pero no lo consigo, y se me pasa por la cabeza el abandono, pero abandono es una palabra que no existe en el diccionario de los Fronters, por lo que decido seguir alternando carrera y caminata hasta recuperarme un poco. Mis compañeros Marabante y Chema me pasan y me invitan a seguir su ritmo, pero mi cuerpo no puede dar más.

Con el avituallamiento del kilómetro 15 parece que empiezo a recuperarme y puedo mantener, al menos, un ritmo de carrera similar al de un entrenamiento suave. Poco a poco voy recuperando fuerzas, pero mis gemelos se han enfriado y no dan más de si. Visualizo a otro corredor con problemas como yo, va andando, pero cuando lo adelanto reemprende la marcha y me adelanta, y así por lo menos seis veces.

Entramos en Dos Hermanas y cada vez me encuentro más recuperado, viene la prueba de fuego para los gemelos, la subida del puente, y la pasan con un aprobado raspado, no me conviene forzar y aguanto el ritmo de 6 minutos el kilómetro para no arriesgarme a sufrir calambres. Ya en Dos Hermanas parece que hay gente, poca, pero animando, siempre se agradecen los aplausos, y más cuando estás dando todo lo que tienes por mantenerte corriendo.

En el centro de la ciudad, y encaminando el camino hacia la meta, adelanto por última vez al otro corredor con problemas. Cada vez queda menos distancia y me voy sintiendo más fuerte, por lo que progresivamente voy mejorando mi ritmo.

El penúltimo kilómetro lo realizo a 4:45, y decido apretar y darlo todo en los últimos metros... entrada al estadio y a meta, por fin el descanso del eterno guerrero. A pesar de todos los problemas, la sensación de la carrera es positiva y se me ha hecho corta.

Tras la carrera toca recoger los regalos, hay que decir que por los 3 euros que costaba la inscripción están muy bien. Varios productos para recobrar las fuerzas, una mochila con un par de llaveros y una equipación de atletismo (también daban una gorra, pero en mi mochila no había). Ya diviso a mis compañeros de fatiga y me reúno con ellos a estirar y esperar a los demás, y por supuesto a compartir las sensaciones.

Una vez recogidas las pertenencias nos despedimos y emprendemos el camino de vuelta, ahora ya nadie habla, no hay fuerzas y estamos agotados... ¡Hasta la próxima carrera!

Articulo Realizado por: JoseCar